Casa de Francisco de Quevedo

La Casa de Quevedo se encuentra en el Barrio de las Letras de Madrid. Francisco de Quevedo fue uno de los más destacados literatos del Siglo de Oro español, al cual le tocó vivir el auge y el declive del imperio español (con Felipe II, Felipe III y Felipe IV).

Quevedo es famoso por sus escritos satíricos y su vida desordenada (frecuentaba con frecuencia las tabernas y los burdeles del Madrid de la época), pero también fue un hábil diplomático en la corte e incluso trabajó como espía para el Duque de Osuna.

Su habilidad con la espada era bien conocida por todos y era fácil de provocar. Entre sus amigos se encontraban Lope de Vega y Cervantes, siendo su mayor rival Luis de Góngora (al que dedicaba duras palabras y que, por cierto, también vivió en esta casa).

Cómo llegar a la Casa de Quevedo

foto de Cómo llegar a la Casa de Quevedo
Cómo llegar a la Casa de Quevedo. Sobre mapa de Google Maps

La Casa de Quevedo se encuentra en la Calle de Quevedo nº7 de Madrid, en pleno Barrio de las Letras.

Puede llegar en transporte público de cualquiera de las siguientes maneras:

  • Metro:
    Estaciones de Antón Martín (línea 1) y Sol (líneas 1, 2 y 3).
  • Tren de Cercanías:
    Estación de Madrid-Sol.
  • Autobús:
    Líneas 6, 10, 14, 26, 27, 32, 34, 37, 45, M1, N9, N10, N11, N12, N13, N14, N15, N17 y N25.

Quién vive en la Casa de Quevedo

foto de Placa conmemorativa en la vivienda
Placa conmemorativa en la vivienda

El edificio donde se encuentra la Casa de Quevedo está destinado a viviendas privadas, por lo que no es posible visitar su interior.

Historia de la Casa de Quevedo

foto de la Casa de Quevedo sobre el mapa de Pedro Texeira (1.656)
Casa de Quevedo sobre el mapa de Pedro Texeira (1.656) © Museo de Historia de Madrid

La Casa de Quevedo fue una casa que compró Quevedo en 1.620. Se encuentra frente al Convento de las Trinitarias, haciendo esquina con la Calle Lope de Vega, en la hoy conocida como Calle de Quevedo (pero que entonces se llamaba Calle del Niño).

El edificio que se encuentra en este lugar, sin embargo, no es el original donde vivió Francisco de Quevedo, sino uno nuevo que se edificó en aquel solar en el siglo XIX. Merece la pena, no obstante, acercarse para conocer el lugar donde tuvo su casa Quevedo.

Pero conviene que sepamos que, antes de ser la Casa de Quevedo, ésta fue la vivienda de Góngora (que fue enemigo de Quevedo).

El caso es que Góngora, aquejado de problemas económicos, tuvo que vender su casa y venirse de alquiler a la casa de la que hablamos en este artículo. Cuando Quevedo se enteró, compró la vivienda y esperó el primer impago para desalojar a Góngora.

Góngora, que estaba enfermo y tenía 64 años, se tuvo que volver a Córdoba para terminar muriendo allí dos años más tarde.

Se dice que Quevedo vino en persona para echar a Góngora, limpiar el piso de su influencia y como él dijo “desgongorizar” la casa.

Biografía de Francisco de Quevedo

foto de la Estatua de Francisco de Quevedo
Estatua de Francisco de Quevedo

– Nacimiento y época de estudiante

Francisco de Quevedo nació en Madrid en 1.580. Su padre, Pedro Gómez de Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe II mientras que su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina (lo que le hizo estar desde pequeño en contacto con la corte).

Nació cojo, con los pies torcidos hacia dentro y miope. Esto motivó que desde bien pequeño fuera un gran amante de la lectura.

Cuando Quevedo contaba con seis años de edad su padre fallació, motivo por el cual se le asignó como tutor a un pariente lejano llamado Agustín de Villanueva. Pocos años después, a la edad de once años, le llegó también el turno a su hermano pequeño Pedro.

Durante su época de estudiante estuvo en el Colegio Imperial de Madrid (donde estudiaron también Lope y Calderón), en la Universidad de Alcalá (donde estudió Teología) y en la Universidad de Valladolid (donde comenzó sus obras bajo pseudónimo).

Es precisamente durante su estancia en la Universidad de Valladolid (entre 1.601 y 1.605) cuando comenzó su enemistad con Góngora, debido a sus distintos estilos poéticos, y falleció su madre. En 1.606 Quevedo regresó, junto con la Corte, a Madrid.

– De secretario del Duque de Osuna a la corte de Felipe IV

En el año 1.613 acompañó a Pedro Téllez-Girón (3er Duque de Osuna) como secretario a Italia, ayudándole a conseguir el cargo de virrey de Nápoles. El Duque de Osuna luego recomendó a Quevedo por lo que, en el año 1.618, obtuvo el hábito de Santiago.

Ese mismo año cayó el Duque de Osuna, acusado de traición a España, y con él Quevedo. Por este motivo le desterraron a la Torre de Juan Abad (Ciudad Real) desde 1.619 hasta 1.621, pero con la llegada de Felipe IV se le levantó el castigo y volvió a Madrid.

Durante este nuevo período trabajó en la corte con Felipe IV y el conde Duque de Olivares. Tuvo una vida desordenada en la que fumaba mucho, frecuentaba las tabernas y prostíbulos (por lo que le terminaron presionando, con poco éxito, para que se casara).

– Su último destierro y muerte en Ciudad Real

En 1.639, con motivo de un memorial aparecido bajo la servilleta del rey (en el que denunciaba la política del conde Duque de Olivares), fue de nuevo encarcelado en el convento de San Marcos de León. En 1.643 se le liberó de su encierro, pero su salud era muy delicada, por lo que decidió marcharse a Villanueva de los Infantes (donde falleció en el Convento de los Dominicos en 1.645).

Obras de Francisco de Quevedo

foto de Fachada del Colegio Imperial
Fachada del Colegio Imperial

La obra poética de Francisco de Quevedo esta compuesta por 875 poemas, de diversas temáticas existentes en su época (moral, descriptiva, heroica, religiosa, amorosa y fúnebre), dentro de los cuales abundan las obras satírico-burlescas que le hicieron famoso.

Algunos de sus poemas son “poderoso caballero es don dinero“, “Amor constante” y “donde no hay justicia es peligroso tener razón“.

En cuanto a sus obras en prosa, éstas son también de temática variada, encontrándonos con obras satírico-morales, festivas, políticas, ascéticas, filosóficas y de crítica literaria. Además de las anteriores, podemos encontrarnos también con obras de teatro.

Estas son algunas de las obras más importantes de Francisco de Quevedo:

  • La vida del Buscón (1.626).
  • Sueños (1.627).
  • El Parnasso Español (1.648).
  • La hora de todos y Fortuna con seso (1.645).
  • La cuna y la sepultura (1.634).
  • Política de Diós, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás (1.655).

Enemistad entre Quevedo y Góngora

foto del Monumento a Luis de Góngora
Monumento a Luis de Góngora

La enemistad entre Francisco de Quevedo y Luis de Góngora nació en Valladolid, en un principio por la distinta forma que tenían ambos autores de entender la poesía. Luis de Góngora era culteranista, mientras que Francisco de Quevedo era conceptista.

Mientras que en el culteranismo era más importante la forma y belleza de la palabra que el contenido en el conceptismo, por su parte, se hacía hincapié en el significado de las palabras y las relaciones entre ellas para comunicar muchas ideas de forma concisa.

Pronto el enfrentamiento se hizo personal. Con menciones en la poesía de Quevedo a la supuesta afición de Góngora por los hombres, los juegos de cartas y sus raíces judías (a lo que Góngora se defendía llamandole bufón y mencionando su afición al vino).

Dónde esta enterrado Francisco de Quevedo

foto de la Tumba de Francisco de Quevedo
Tumba de Francisco de Quevedo © Oficina de Turismo de Villanueva de los Infantes

Quevedo murió en 1.645 en el convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). Su última voluntad fue ser enterrado, junto a su hermana, en el convento de Santo Domingo el Real de Madrid, cosa que no se respetó por seguir desterrado.

En Villanueva de los Infantes nadie se atrevió a hacerse cargo de sus restos, por haber sido en vida una figura polémica y estar enemistado con el rey, por lo que se decidió enterrar sus restos en la Iglesia de San Andrés (que pertenecía a la orden de Santiago).

– Primera exhumación

Los restos de Quevedo permanecieron en la capilla de los Bustos (de la Iglesia de San Andrés) hasta el año 1.796. En ese año la capilla dejó de ser un panteón familiar para pasar al cabildo, quien los enterró con otros huesos en un osario común de una cripta.

Durante la invasión francesa, en el año 1.811, la iglesia se convirtió en un cuartel y la cripta donde yacía Quevedo quedó cegada.

– El Panteón de Hombres Ilustres

En el año 1.869 se pidió a Villanueva de los Infantes el cuerpo de Quevedo, para hacer en la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid un panteón de hombres ilustres (donde resposarían los restos de los grandes hombres de España). Así que fueron a la capilla de los bustos (último lugar conocido de sus restos) y cogieron los restos del único cuerpo que no vestía como un sacerdote.

Envíaron sus restos a Madrid, pero éstos regresaron de nuevo a Villanueva de los Infantes, pues al final no terminaron de hacer el panteón. Sin embargo, los restos no volvieron solos, se incluyó una nota en la que decían que esos restos no eran los de Quevedo.

La caja con los restos que no eran de Quevedo permaneció desde 1.883 hasta 1.920 en el archivo municipal, siendo enterrados en ese último año en una ermita del Cristo de Jamila (hoy parque de la constitución) como los restos apócrifos del famoso escritor.

– Se identifica parte de los restos de Quevedo

En el año 1.955, con el hallazgo de un documento, se encontró la cripta donde fue enterrado Quevedo. Sin embargo, se encontraron con 166 restos humanos, esqueletos de animales, escombros y tierra (estando todos ellos entremezclados).

El Ayuntamiento de Villanueva de los Infantes, ante tal galimatías, decidió pedir ayuda en el año 2.006 a la Escuela de Medicina legal de la Universidad Complutense. El resultado es que se consiguieron localizar diez huesos pertenecientes al famoso escritor.

En la actualidad, estos restos de Quevedo están enterrados en la Iglesia de San Andrés, en la que fuera capilla de los Bustos.

La leyenda de las espuelas de oro

Quevedo fue enterrado con el hábito blanco de Santiago y, como único adorno, unas espuelas de oro para disimular la deformidad de sus pies. La leyenda dice que esas espuelas desaparecieron tras su muerte, robadas por un caballero que quería lucirse antes los toros con ellas y que acabó perdiendo la vida de una cornada (cuentan que sus últimas palabras fueron las espuelas.. las espuelas).

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